SEDENTARISMO

22/08/2023

SE ACABÓ ESTAR SENTADO: NO NACIMOS PARA ESTAR PARADOS

No hace ni cien años que el ser humano está sentado ocho horas frente al ordenador. Y eso sabiendo que no estamos hechos para ello: la historia de la Humanidad es la prueba, nos teníamos que mover constantemente. De ahí que nuestro cuerpo no esté diseñado para estar plantado cara a una pantalla tanto tiempo, y eso siendo benevolentes, dado que a las citadas ocho horas, podríamos sumar muchos minutos de tele, móvil, pantallas en general e inactividad en particular.

Porque ¿a qué asocian muchos el ocio? A estar relajados en un sofá mirando una pantalla tras ocho, nueve o diez horas de trabajo sentado frente a otro dispositivo móvil.

Para los amantes de los datos, y que se nos tache de inexactos, según el último informe de la OCDE uno de cada tres adultos europeos ignora las pautas de la OMS, los 150 minutos de actividad física a la semana. Estamos hablando de dos horas y media de ejercicio.

No es que con esto podamos hablar de estar y ser ‘fit’, pero sí de dar un primer paso hacia ese lugar en el que cuerpo y mente respiran. Porque nuestra mente necesita el movimiento físico: lo que no consumimos físicamente, en gran parte, se va a nuestra cabeza y ahí empieza otro problema: las vueltas, los bucles, el insomnio, la falta de motivación y ese agotamiento mental que acaba en estrés y ansiedad.

 Este modo de vida ataca a la salud física y a la mental. Todos lo sabemos, o parecemos saberlo, ¿por qué entonces no nos movemos? Señalan que con una hora de ejercicio podemos paliar las consecuencias de estar ocho horas sentados. ¿De verdad no tenemos ese tiempo o es que la inactividad en la que nos vamos sumiendo está generando más inactividad y aunque parezca mentira nos agote hasta dejarnos sin intentarlo?

El cardiólogo francés Carré señalaba en un medio de comunicación recientemente: “Hoy nuestros hijos se están preparando para un infarto a los 30. Tenemos pruebas: su presión es alta, los niveles de colesterol son más altos y la diabetes es más común”. Que sea por ellos también, si no es por nosotros, que seremos los más beneficiados.

La realidad habla. Hagamos un simple ejercicio de observación: escuchemos, miremos, veamos, sintamos lo que transmiten las personas que hacen ejercicio para constatar lo que la ciencia ha demostrado: están mucho mejor.

No es magia, se llaman endorfinas y serotonina. En una palabra: ejercicio.

Paula Arenas

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